El arquetipo
EL ARQUETIPO
Según Jung, los arquetipos o imágenes primordiales son formas o imágenes colectivas que se dan en toda la tierra como elementos constitutivos de los mitos y, al mismo tiempo, como productos autóctonos e individuales de origen inconciente. Son patrones de formación de símbolos que se repiten a lo largo de la historia y las culturas, en la humanidad entera, y a través de ellos buscan expresión las energías psíquicas. Los arquetipos en sí mísmos son inaccesibles: los llegamos a conocer, y nunca totalmente, porque se materializan en símbolos concretos. Su carácter primordial no alude solo a que son muy antiguas en la historia del hombre, sino que pueden generarse en cualquier otro periodo histórico, incluso en el actual. Los arquetipos no son ideas innatas heredadas tal cual, sino formas, tendencias, patrones que subyacen a la formación de símbolos. Ejemplos: el arquetipo del niño milagroso (por ejemplo Cristo, Hermes, Zeus, etc.), el arquetipo de la madre universal (por ejemplo la madre naturaleza, la abuela en ciertos indios, o el principio femenino de las religiones orientales), el arquetipo del héroe, el arquetipo de la conservación (el fuego eternamente vivo de Heráclito o el principio de conservación de la física), etc. En ciertas ocasiones (por ejemplo en los mitos y los sueños), el individuo puede sacar a la superficie estos arquetipos
Dentro del inconciente colectivo se encuentran, según Jung, los arquetipos o imágenes primordiales. Un arquetipo es una forma de pensamiento universal o predisposición a responder ante el mundo de ciertas maneras (Jung, 1936). La palabra predisposición enfatiza potencialidades. Los arquetipos no pueden ser conocidos o descritos por completo pues nunca entran por entero en la conciencia. Se nos presentan en forma pictórica, personificada o simbolizada y pueden penetrar en la conciencia por medio de mitos, sueños, arte, rituales y síntomas. Es útil estar en contacto con ellos porque nos llevan más allá del desarrollo de nuestras potencialidades individuales y nos incorporan en el proceso cósmico eterno. Jung indicó (1954): El arquetipo es una especie de predisposición para producir una y otra vez las mismas ideas míticas o ideas similares.
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